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HERER
Aunque el cáñamo sea una planta de cultivo
inmemorial -empleada para hacer estopa, cuerdas, tejidos y papel desde
los más remotos tiempos, y también como medicina y vehículo
de ebriedad por muy variados pueblos-, en su historia reciente la intervención
de Jack Herer marca un claro hito.
Junto con Ed Rosenthal, su más destacado colega, Herer quizá
tuvieron algún problema como fumadores de marihuana en los años
sesenta, cuando la contracultura psiquedélica resucitó el
afán perseguidor de la policía norteamericana. Otros habrían
aceptado aquel acoso como algo a olvidar. Pero no fue el caso de Jack
y Ed, que se decidieron a cambiar las cosas desde su base misma. La base
era una situación de condena jurídica apoyada sobre
moralina y alegaciones pseudocientíficas-, a la cual se añadía
que el usuario de cáñamo era dependiente de suministros
exteriores, muchas veces de ínfima calidad. Lo que él y
Rosenthal. hicieron entonces fue abordar a la vez teoría y práctica
en este campo.
Por una parte estudiaron el asunto como enciclopedistas, reconstruyendo
cuidadosamente las vicisitudes políticas y económicas de
la planta y su consumo, exponiendo las modalidades de cultivo, los principales
empleos y, en general, todo aquello capaz de sustituir el oscurantismo
vigente por una ilustración. En lo que incumbe a Herer,
este libro muestra hasta qué punto fructificaron sus investigaciones
como historiador y teórico; Rosenthal no le andaría a la
zaga, y en su extensa bibliografía sobre el tema destaca, por ejemplo,
Marihuana, the Law and You (1995), subtitulada Una guía
para minimizar consecuencias legales, que con pasmoso detalle proporciona
asesoramiento al acosado por policías y jueces.
Por otra parte, ambos redondearon su formación universitaria si
no me equivoco Herer se licenció en Filosofía, y Rosenthal
en Economía- con serios estudios de botánica y técnicas
agronómicas, emprendiendo luego viajes de exploración a
Sudamérica, Africa y Asia para conocer sobre el terreno las mejores
variedades de marihuana. El resultado de ello sería una clasificación
y selección de semillas, que tras pacientes hibridaciones, añadidas
a la introducción de métodos hidropónicos (riego
por goteo con tanque de nutrientes que recicla el agua, lámparas
de alto rendimiento lumínico) darían lugar primero a la
california sinsemilla, y luego a una extraordinaria variedad de
cáñamos psicoactivos, tanto del tipo sativa como
indica. Como dijo un alto funcionario de la DEA hace poco, lo
que han hecho con esta planta es asombroso.
Y, en efecto, es asombroso. En menos de la mitad de tiempo se recogen
ejemplares de potencia psicoactiva poco menos que inigualable. El usuario
puede ahora elegir aroma y efecto con tanta o mayor libertad que el amante
de tabacos, cafés, vinos y licores, y -por si esa enormidad fuese
poco- puede autoabastecerse con una inversión ridícula en
términos económicos, pues unos 200 dólares en equipo
le proporcionarán medio kilo de puras flores cada trimestre, cultivando
un metro cuadrado de hembras.
Así, en notable medida fue la tozudez de dos amigos lo que creó
una nueva actividad económica, dotada de ramificaciones empresariales
múltiples, y articulada sobre nuevas formas de desobediencia civil,
cuyo eco social se multiplica cada día. Rosenthal me dijo cierta
vez que Herer es un santo, la persona más próxima
a esa palabra que conozco. No sé bien qué significa
santo, y por eso mismo quedé perplejo, en silencio. Sin embargo,
sí sé que su trabajo de agricultor y polemista a partes
iguales- ha contribuido grandemente a hacer posible una tendencia hacia
el autoabastecimiento, que al descentralizar la oferta produce mejoras
espectaculares en calidad y diversidad de las existencias. Para ser algo
más matizados, esa aportación puede evaluarse catando mientras
tanto algún sublime cogollo de la jack herer special, un
híbrido de su invención que sigue concitando masivas adhesiones
en los bancos de semillas holandeses y norteamericanos.
Esta edición castellana de El emperador está desnudo
versión de la última americana, publicada en 1995-
se completa con un anexo muy oportuno de Alfonso de la Figuera, que sin
perjuicio de repensar aspectos generales informa al lector sobre las coordenadas
específicamente españolas del asunto. Aunque en Holanda
tengan coffee shops donde se venden legalmente derivados del cáñamo,
no deberíamos olvidar que España es el país del mundo
donde más proporción de la ciudadanía los consume.
Eso nos obliga a aplicar las recetas de Herer con especial interés.
La alternativa no es cáñamo sí, cáñamo
no. La alternativa es seguir consumiendo haschisch escandalosamente adulterado,
y pagando cifras astronómicas a Marruecos por esa bazofia, o desarrollar
una nueva actividad económica que redunde en empleo para muchos,
buenos productos, mayores márgenes de autonomía y un retorno
al programa pagano de la sobria ebrietas, cuya meta es refinar
la ebriedad para que no sólo induzca momentos de bienestar, sino
progresos en el autoconocimiento. A fin de cuentas, la alternativa es
intoxicarse con sucedáneos, o sentar las bases de una próspera
libertad.
Antonio
Escohotado
Artículos publicados 2003
http://www.escohotado.org
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